¡Hola! ¡Aquí Angy! La verdad es que esta vez no voy a explicar por qué el blog estaba inactivo. Ya os podéis imaginar por lo que lo estaba. Y ya está, no tiene más vuelta de hoja. Tampoco traigo ninguna reseña ni recomendación. Esta vez me apetece destrozar un poco una serie que formó parte de la infancia y de la adolescencia de muchas personas. No es mi estilo, pero me apetece. Y sí, va a tener spoilers , lo que tampoco es mi estilo. Tampoco os lo toméis muy en serio, es mi opinión personal y eso no invalida que es una serie que gustó y que aún gusta a muchísimas personas. No obstante, debed este artículo, texto, lo que sea, a aquellos que la comparan con el reboot exigiéndole a este una perfección que obviamente no tuvo su antecesora, pasando por alto todos los huecos de guion y los out of characters que tuvo, entre otras muchísimas cosas. Estoy hablando de El Internado: Laguna Negra , como ya habréis adivinado al leer el título.
¡Muy buenas a todes, aquí Angy en solitario! En primer lugar me quiero disculpar en nombre de las dos. Estos meses han sido bastante complicados para las dos, y aunque suene a excusa, no lo es. Para empezar, tenemos poco que reseñar porque apenas hemos estado consumiendo contenido y las fuerzas que hemos tenido han sido pocas y las hemos tenido que gastar en otros asuntos (como los estudios). Escribir, leer, cualquier cosa que se os ocurra, ha pasado a ser algo muy secundario, por desgracia. La vida no nos ha dado para más: no hay suficiente horas al día para ocuparnos de todo, y no sabemos si alegrarnos o no, porque eso implicaría tener que trabajar más horas diarias. Como comprenderéis, estos y otros motivos han sido la causa de que no tuviéramos las energías ni la salud para estar publicando. Lo llevábamos arrastrando varios meses, como habréis podido comprobar, pero en enero se acumuló todo. Si me seguís en Twitter (Lu no tiene cuenta personal), sabréis de lo que os hablo. No obsta